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Masacre feminicida tiñe de sangre el Año Nuevo brasileño. Por Raquel Rosario Sánchez

Isamara Filier organizó una fiesta para celebrar la llegada del Año Nuevo (o Réveillon, como se conoce en Brasil) y quería tener a su familia cerca esa noche. A la fiesta, que se llevó a cabo en casa de Liliane Ferreira Donato, familiar de Isamara, asistieron Alessandra, hermana de Isamara, Antonia, madre de ambas, y su tía Abadía. La fiesta se celebró en Campinas, Brasil, y parece haber tenido una buena concurrencia, con muchos familiares. La abuela de Isamara, una mujer de 85 años llamada Luzia Maia Ferreira, estaba ahí con sus tres hijas adultas y con dos nietas, Larissa y Carolina. Cuatro primas de Isamara también estaban ahí, así como su hermano Rafael y su hijo, João Víctor, de 8 años.

Todas esas personas fueron asesinadas minutos antes del Año Nuevo por el ex-esposo de Isamara, Sidnei Ramis de Araujo, que irrumpió en la casa con dos armas de fuego, diez bombas caseras, un chuchillo y municiones. El asesino entró a la vivienda con el propósito explícito de asesinar al mayor número de mujeres posible. En consecuencia, podemos decir que se trató de una masacre feminicida.

Sidnei Ramis de Araujo asesinó a 12 personas: Isamara Filier, su ex esposa de 41 años; João Victor Filier de Araujo, su hijo de 8 años; Rafael Filier, de 33 años; Liliane Ferreira Donato, de 44 años; Alessandra Ferreira de Freitas, de 40 años; Antonia Dalva Ferreira de Freitas, de 62 años; Abadia das Graças Ferreira, de 56 años; Paulo de Almeida, de 61 años; Ana Luzia Ferreira, de 52 años; Larissa Ferreira de Almeida, de 24 años; Luzia Maia Ferreira, de 85 años; Carolina de Oliveira Batista, de 26 años.

 

El componente machista del crimen de Ramis de Araujo se hace explícito en una grabación (estilo nota suicida) que dejó en su vehículo, donde explicaba los razonamientos de su mente misógina. En su grabación se presenta a sí mismo como una víctima del “sistema feminista” y se rehúsa a referirse a las mujeres que iba a asesinar -que hasta hace 5 años eran su familia política- por su nombre. Insistió en referirse a ellas como vadias, que se traduce al español como “perras”.

El Globo reporta que Isamara y Sidnei habían finalizado su divorcio hacía cinco años, y el litigio por la custodia de su hijo hacía tres, pero eso no impidió que el padre y agresor, a quien Isamara había denunciado seis veces entre el 2005 y el 2015, insistiera tanto en hostigarla como en tener acceso al niño. No obstante, ella tenía razones de peso para querer mantener a su ex-esposo alejado de su hijo, incluso sin saber cómo terminaría esta tragedia: Durante el proceso de guarda, dos psicólogos contratados por el sistema judicial brasileño y un psicólogo contratado por la madre determinaron que Ramis de Araujo había abusado sexualmente de su hijo, motivo por el cual el sistema judicial le otorgó la custodia absoluta a Isamara. También se determinó restringirle el acceso al menor, permitiéndole verlo sólo en presencia de la madre o de algún familiar de ella.

El asesino con su hijo, João Victor.

Fue ahí cuando comenzaron las amenazas de muerte. De acuerdo con Gazeta do Povo, la primera amenaza de muerte ocurrió en Diciembre del 2012, cuando durante una discusión Sidnei amenazó a Isamara, diciéndole: “te voy a matar”. La última denuncia impuesta por Isamara, fue en Junio del 2015, cuando su ex-esposo le dijo “¡Es mejor que vayas a conversar con el diablo, porque ni dios te va a ayudar! ¡tú y la vaca de tu madre van a pagar!” Lamentablemente, en ninguna de las ocasiones en que presentó querella oficial, Isamara quiso aceptar las medidas protectoras que prevé la ley de prevención a la violencia contra las mujeres Maria da Penha, lo cual nos invita a reflexionar por qué tantas mujeres desconfían de los sistemas judiciales y cómo podrían los Estados trabajar para superar esa desconfianza.

Es imposible saber si estas medidas habrían ayudado, especialmente porque Ramis de Araujo demostró estar determinado a asesinar a Isamara durante años.

El Centro Feminista de Estudos e Assesoria analiza “A lo largo de 10 años, periodo que coincide con la aprobación de la Ley Maria da Penha, Isamara Filier registró cinco denuncias por agresión y amenazas (por parte de Ramos de Araujo), así como una por abuso sexual contra su hijo. Su muerte se anunciaba desde el 2005. Once años mas tarde, con el Estado fallando en la prevención y en la protección, el crimen se concreta”. Pero como explica André de Oliviera en El País “La ley que condena el feminicidio se aprobó apenas en 2015. La ley Maria da Penha, que aumentó el rigor de las penas por violencia de género y fomentó la creación de órganos específicos para atender a las mujeres, es de 2006”.

Es decir que aquí ambos análisis coinciden. Es cierto que las leyes estaban en efecto; ésa es una victoria del movimiento feminista brasileño. Pero ¿qué pasa cuando aun habiendo leyes en efecto, las víctimas y sobrevivientes no confían en el sistema judicial y rechazan medidas incluidas en las mismas leyes? Considero que obviar ese factor, por incómodo o polémico, en nuestros análisis feministas, no nos ayuda a mejorar el problema.

Lo que nos revela la masacre feminicida en Campinas es que el trabajo legislativo no se puede quedar en papel. Las mujeres saben que asquerosa y frecuentemente, los hombres abusadores son puestos en libertad y sus crímenes quedan impunes. Los sistemas judiciales necesitan demostrar más efectividad de manera sostenida si quieren que las mujeres confíen en ellos: hasta el momento esta idea dista bastante de la realidad.

En dado caso, sea cual fuese la razón por la que Isamara rechazó las medidas, la mente de su ex-esposo ya estaba en marcha trabajando su macabro plan. “Intenté acabar con la perra en la comida de Navidad, día en que me tocaba visita, así acabaría con el máximo de perras de la familia, pero como no tengo práctica, no lo conseguí”, relata el feminicida en su nota suicida. “Mientras más ella se distancia de mí, más odio le tengo y menos peso tendré en mi conciencia”.

El mensaje de Ramis de Araujo desborda un odio implacable contra las mujeres que eriza la piel. El agresor se llega a disculpar con la Policía, “Quiero pedir disculpa incluso hasta a la Policía, por el desorden. Voy a causar mucho trastorno para ustedes” … pero en ningún momento muestra ninguna señal de consideración o remordimiento con las mujeres.

Inconcebiblemente, le habla directamente a su hijo (a quien piensa matar) para decirle que lo ama. También se considera un mártir de las supuestas opresiones feministas. Las culpables de la tragedia que el mismo perpetró fueron las mujeres… por el simple hecho de ser mujeres.

“Hijo, papá te ama mucho. No voy a dejar que sufras de la mano de esa perra. Yo ya estoy muerto también, porque no puedo estar contigo, verte crecer, disfrutar la vida contigo por causa de un sistema feminista y de unas locas. Hijo, ten certeza de que no somos sólo nosotros los que nos vamos a joder, me voy a llevar al máximo número de personas de esa familia conmigo, para que esto no le vuelva a acontecer a otro trabajador honesto.

¡Yo muero por la justicia, la dignidad, la honra y por mi derecho a ser papá! La perra fue astuta e inspiró a otras perras a hacer lo mismo con sus hijos, ahora los padres se van a inspirar y acabarán con las familias de esas perras. Hijo, no soy machista ni le tengo rabia a las mujeres. Le tengo rabia a las perras que proliferan y cada día se benefician de la Ley Maria la Perra (Lei Maria da Penha). Hijo, te amo mucho y ahora voy a vengar todo el mal que ella nos ha hecho. Principalmente a ti. Toda mujer tiene miedo de morir joven y ella (va a morir) en mis manos”.

Honestamente, yo dudé en darle publicidad a la nota suicida de un misógino empedernido como Sidnei Ramis de Araujo. Pero investigando esta noticia me he dado cuenta de que los medios de comunicación la han cubierto como si se tratara de una matanza al azar. Como si fuera pura coincidencia que Ramis de Araujo parara en la casa donde estaba toda la familia de su ex-esposa. No están cubriendo el factor feminicida que inspiró la masacre, y si la historia no se escribe bien, se puede repetir.

Por ejemplo, la agencia de comunicación Reuters, de renombre internacional, tituló su reportaje “Pistolero mata 11, y a sí mismo en una matanza de Año Nuevo”. Escribe la agencia “Un pistolero irrumpió en una fiesta casera y mató a 11 personas, incluyendo a su ex-esposa y su hijo de 8 años, antes de dispararse a sí mismo en la cabeza en una fiesta de Año Nuevo en la ciudad de Campinas, al sureste de Brasil, el sábado por la noche”. La notica informa que “se cree que estaba enojado por la ruptura con su ex-esposa Isamara Filier”. No se menciona la intención deliberada de Ramis de Araujo de asesinar mujeres en la fiesta, su odio al “sistema feminista” ni su historial de violencia contra Isamara y su hijo.

Al afirmar que “mató a 11 personas, incluyendo a su ex-esposa y su hijo” se asume que el asesinato de Isamara fue una casualidad. No, no fue ninguna casualidad: matar a Isamara fue el propósito.

La negligencia mediática respecto al caso ha sido grave. Reuters, por ejemplo, no realizó ningún reportaje subsecuente sobre el asunto, dejando su contribución como un hecho curioso ocurrido en Año Nuevo, una casualidad. Esto no impidió que otras agencias informativas reprodujeran, a veces palabra por palabra, el reportaje del gigante mediático. Por ejemplo, el Global News en Canadá, The Japan Times en Japón y el Latin Correspondent en Inglaterra reprodujeron el texto tal cual, sin perspectiva feminista.

Con este tipo de reportajes noticiosos, la injusticia hacia Isamara y las demás mujeres muertas por feminicidios, se multiplica. No sólo son asesinadas por el hecho de ser mujeres, sino que, cuando sus feminicidios llegan a los noticieros, para el resto del mundo, que sólo conoce a esa mujer a través de las noticias sobre su asesinato, ella quedará para siempre relacionada con su agresor. Las vemos como los hombres feminicidas querían que las viéramos: como una muerta más, una estadística.

De Isamara no sabemos mucho. Ha sido difícil encontrar en las noticias información sobre su personalidad, su ocupación, quién era ella, qué le gustaba. La gran mayoría de las noticias sobre el asunto sólo presentan a una mujer que se cobró el patriarcado. Los pocos reportajes que indagan bien en el suceso (los brasileños) nos informan que se trató de una masacre feminicida y nos muestran el contexto de una mujer, Isamara, que hizo todo lo posible por salvar su vida y la de su hijo. Durante diez años Isamara luchó dentro de lo que pudo porque preveía el peligro, y aun así nadie la pudo salvar, ni a ella, ni a las demás víctimas en esa fiesta.

Me ha enojado mucho pensar que Isamara Filier vivirá en la prosperidad en los reportajes injustos que no se han preocupado en siquiera averiguar quién era ella. Así que investigué y encontré a alguien que nos puede dar información sobre quién fue esa mujer que estuvo al centro de la masacre feminicida de Año Nuevo en Brasil: Isamara misma.

De su página de Facebook sabemos que Isamara era una mujer creyente, que le gustaba la repostería (quizás era repostera), era optimista y tenía muchas ganas de vivir. El día 25 de Noviembre DEL 2016, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, esa campeona que tenía más de 10 años luchando por su vida y la de su hijo, declaró “REPARTE AMOR”. El día 29 de Diciembre del 2016, Isamara escribió que “existen tres cosas en la vida que no tienen precio: la familia, el amor y la amistad”.

Mantenerse optimista en la idea de que otro mundo es posible, como lo demostraba ella, es un acto de resistencia y valentía. Y aunque su perpetrador no soportaba verla feliz, no por eso las feministas tenemos que descuidar nuestros análisis y perpetuar la deshumanización. Tenemos que indagar: ¿quién es la mujer o niña detrás del feminicidio?

Que se recuerde a Isamara en la memoria feminista no como la mujer-estadística al centro de la masacre de Año Nuevo en Brasil, sino como la mujer que ella quiso presentar al mundo, bajo sus propios términos: determinada, sonriente, optimista y más que nada luchadora, tanto por su vida, como por la vida de su familia.

Isamara y João Victor

Raquel Rosario Sanchez: Escritora y activista dominicana. Especialista en Estudios de la Mujer, Género y Sexualidad, luchando por la reinvindicación de los derechos de niñas y mujeres. Arde por el desmantelamiento del patriarcado en su totalidad, pero muy especialmente, arde con ansias por ver el fin de la violencia contra niñas y mujeres. Todas las violencias.

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